COLABORADORES

Sam Peters, CFA
Portfolio Manager
Puntos clave
- La volatilidad de las rentabilidades entre el growth y el value se ha disparado desde la pandemia, lo que, en nuestra opinión, es característico de un cambio a un nuevo régimen de mercado liderado por el value.
- Los aumentos de la volatilidad son fundamentales para ayudar a desvincular el precio de las acciones de su valor intrínseco, lo que genera oportunidades para los gestores activos
- Con los diferenciales de las valoraciones en máximos históricos insostenibles, creemos que las acciones value tienen un vigor latente increíble que podría aumentar aún más las rentabilidades en un posible repunte.
En los años desde la pandemia de covid-19, los mercados de renta variable han registrado una serie de fuertes y repentinos cambios de liderazgo entre las acciones growth y value, movimientos a los que hasta los inversores experimentados les ha costado adaptarse. Estos vaivenes no solo han sido rápidos, sino que mayores que nunca, lo que plantea una pregunta crucial: ¿se trata de meras rotaciones cíclicas o indican algo más profundo? La evidencia apunta cada vez más a cambio de régimen hacia un mercado liderado por el value.
El aumento de la volatilidad genera oportunidades
En los diez años anteriores a la pandemia, las rentabilidades del mercado han estado dominadas por las acciones growth, especialmente las del sector tecnológico. Los tipos de interés sumamente bajos, la inflación baja y la escasez de crecimiento económico real canalizaron el capital a empresas que prometían grandes beneficios futuros. El grupo de los FAANG1 se convirtieron en emblemáticos de esta época: activos de larga duración cuyas valoraciones se dispararon, mientras los tipos de descuento se hundían. Esa tendencia terminó en 2020 y principios de 2021, cuando las condiciones de la pandemia aceleraron la adopción de tecnologías digitales, impulsando las valoraciones de las acciones growth hasta niveles extremos.
Sin embargo, desde la pandemia, el mercado parece haberse estado en un tira y afloja de alto nivel, ya que la volatilidad de las rentabilidades entre las acciones growth y las value se ha multiplicado por 2,7 con respecto a la década anterior (gráfico 1). Creemos que la magnitud de estos cambios ―fuertes, frecuentes y amplios― indica algo más que una operación táctica, más bien un cambio hacia un nuevo régimen de mercado liderado por el value, pues las transiciones entre regímenes de mercado rara vez son suaves y los períodos de alta volatilidad a menudo han ido seguidos de un repunte significativo de las acciones value.Muchos inversores, especialmente los que utilizan mucho apalancamiento, consideran este tipo de «volatilidad más rápida» algo que hay que evitar a toda costa, lo que les lleva a sobrerreaccionar a la volatilidad bajista cuando esta aparece, vendiendo masivamente activos y acumulando liquidez. Sin embargo, admitimos que picos de volatilidad de esa clase son un catalizador fundamental para ayudar a desvincular los precios de las acciones del valor intrínseco de la empresa, lo que ofrece a gestores de activos como nosotros la oportunidad para aprovechar los desajustes de precios para mejorar las carteras a un precio incluso menor. Así sucedió durante la ola de ventas del «día de la liberación» de abril, en la que incluso empresas que comunicaron buenas noticias se vieron arrastradas con el mercado general. En el período posterior a la pandemia se han producido episodios similares de ventas indiscriminadas cada cierto tiempo, lo que ha ofrecido entornos atractivos en los que aprovechar los desajustes de precios temporales de empresas con fundamentos sólidos.
Gráfico 1. El liderazgo tras la covid-19 oscila: S&P 500 Value menos Growth

A 31 de marzo de 2025. Fuentes: Bloomberg Finance, L.P., análisis de ClearBridge. El S&P 500® Value Index mide los componentes del S&P 500 que están clasificados como acciones value de acuerdo con tres factores: los ratios de valor contable, los beneficios y las ventas en relación con el precio. El S&P 500® Growth Index mide los componentes del S&P 500 que están clasificados como acciones growth de acuerdo con tres factores: el crecimiento de las ventas, la relación entre la variación de los beneficios y el precio, y el impulso. Los índices no están gestionados y no es posible invertir directamente en ellos. No incluyen comisiones, costes ni gastos de venta. La rentabilidad pasada no es un indicador ni una garantía de la rentabilidad futura.
Sin embargo, la salvedad es que los inversores deben ser conscientes de la gestión de su riesgo bajista, debido especialmente a la velocidad y la magnitud del mercado tras la covid-19. Nuestra solución consiste en construir una cartera de acciones con bajas correlaciones entre sí, lo que nos permite gestionar la volatilidad bajista de la cartera global, a la vez que usar la volatilidad del mercado como herramienta afilada para comprar esas oportunidades atractivas cuando caen más del 30 % por debajo del valor que estimamos.
El value tiene potencial energético
A pesar de varios períodos de fuerte rentabilidad superior de las acciones value, en los dos últimos años han destacado especialmente las acciones growth, gracias ligados al desarrollo y el auge de la inteligencia artificial. Como resultado, los diferenciales de las valoraciones han repuntado hasta máximos históricos: las acciones value cotizan ahora en el percentil 91 con respecto a las acciones growth. Creemos que esos excesos no son sostenibles y que dichas valoraciones en mínimos representan una reserva increíble de energía latente para impulsar las rentabilidades cuando las acciones value comiencen su eventual repunte. No se trata de meras especulaciones. Desde 1979, tras períodos de rentabilidad inferior del 25 % con respecto a las acciones growth, históricamente las acciones value se han recuperado y han superado en rentabilidad al growth en los siguientes 24 meses, un umbral que vimos que se accionó en el primer trimestre de 2025 (gráfico 2).
Gráfico 2. El value cae, pero no ha desparecido. Value frente a growth relativo tras 12 meses de rentabilidad inferior del 25 % del value

Russell 1000 Growth, Russell 1000 Value, refleja el período de 1979 hasta la actualidad, a 31 de marzo de 2025. Fuentes: FactSet, Russell. El Russell 1000® Growth Index mide la rentabilidad del segmento growth de gran capitalización del universo de renta variable estadounidense. El Russell 1000® Value Index mide la rentabilidad del segmento value de gran capitalización del universo de renta variable estadounidense. Los índices no están gestionados y no se puede invertir directamente en ellos. No incluyen comisiones, costes ni gastos de venta. La rentabilidad histórica no indicativa ni una garantía de los resultados futuros.
Los cambios de estilo no son nada nuevo, pero la reciente magnitud y frecuencia de los vaivenes entre el growth y el value indican que el debate en los mercados se está intensificando hasta el punto de que debería materializarse un nuevo ciclo del value. Creemos que las valoraciones extremas actuales del mercado indican que un ciclo así se producirá más pronto que tarde.
Notas al final:
- Las acciones FAANG se refieren a Meta (antes denominada Facebook), Amazon, Apple, Netflix y Alphabet (antes denominada Google).
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital. La rentabilidad pasada no es garantía de resultados futuros. Tenga en cuenta que los inversores no pueden invertir directamente en un índice. La rentabilidad de los índices no gestionados no refleja las comisiones, costes ni gastos de suscripción.
Los valores de renta variable están sujetos a fluctuaciones de precios y a una posible pérdida del capital. Las empresas de gran capitalización podrían perder el favor de los inversores dependiendo de las condiciones económicas y de mercado. La renta variable de pequeña y mediana capitalización implica mayores riesgos y volatilidad que la de gran capitalización.
Las materias primas y las divisas conllevan un mayor riesgo que incluye condiciones de mercado, políticas, normativas y naturales, y pueden no ser adecuados para todos los inversores.
Los bonos del Tesoro de EE. UU. son obligaciones de deuda directa emitidos bajo «la fe y el crédito plenos» del Gobierno de EE. UU. El Gobierno de EE. UU. garantiza los pagos de principal e intereses ligados al Tesoro de EE. UU. si se mantienen los valores hasta su vencimiento. A diferencia de los bonos del Tesoro de EE. UU., los valores de deuda emitidos por agencias y organismos federales, así como las inversiones relacionadas, pueden estar o no respaldados por la solvencia y el crédito del Gobierno estadounidense. Incluso cuando el Gobierno de Estados Unidos garantice los pagos del capital e intereses de los valores, esta garantía no se aplica a las pérdidas que resulten por el descenso del valor de mercado de estos valores.
WF: 5395475
