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En agosto de 2023, Eslovenia sufrió una de las peores inundaciones de su historia. Alrededor del 85% de sus municipios1 sufrieron graves inundaciones y corrimientos de tierras, que se vieron agravados por la topografía montañosa del país. Según las estimaciones del Gobierno, el coste directo de los daños ascendió a 9900 millones de euros,2 lo que supone el 16 % del producto interior bruto (PIB) del país de 2023.3 Eso equivale a comprar cinco iPhone 15 para cada residente esloveno (aunque es importante apuntar que el Estado no asume este coste en solitario).

Estos fenómenos meteorológicos extremos, una triste consecuencia del cambio climático, serán cada vez más frecuentes.4 Resulta evidente que estos acontecimientos causan estragos y tienen un precio muy alto. En consecuencia, nosotros, como inversores que somos, deseábamos saber cómo estaba haciendo frente Eslovenia a las repercusiones de las recientes inundaciones y cómo se estaba preparando para las que vengan.

En el marco de la estrategia de implicación del equipo de Renta fija de Franklin Templeton, nos reunimos periódicamente con los emisores para tratar asuntos que consideramos pertinentes para la adecuada consecución de los objetivos de inversión de nuestros fondos. Por ello, organizamos una reunión con representantes del Gobierno esloveno de varios ministerios y organismos gubernamentales. Nos impresionó su enfoque con múltiples vertientes de la mitigación del riesgo de inundaciones, que comprende sistemas de alerta avanzados, iniciativas de educación pública, medidas de protección de las infraestructuras existentes, licencias especiales para nuevas construcciones y cooperación bilateral.

Eslovenia cuenta con un moderno sistema de alerta temprana basado en una amplia vigilancia (de las condiciones meteorológicas, hidrológicas y oceanográficas del país y de las zonas circundantes) y en modelos de previsión avanzados. Este sistema se encarga de activar el aviso de alerta temprana a nivel nacional. Para ello, la colaboración es la clave del éxito, con la cooperación de varios ministerios, así como de bomberos, buzos, unidades de protección civil y voluntarios de todo el país.

La formación constituye otro de los pilares de los esfuerzos eslovenos de preparación ante las inundaciones. Las campañas educativas específicas se dirigen a niños, adultos, personas con discapacidades y dueños de pequeñas empresas. Aunque quizá sea demasiado pronto para juzgar lo bien que se ha recuperado el país tras las recientes inundaciones (si bien parámetros como la deuda en relación con el PIB y la tasa de empleo indican una tendencia positiva), su éxito tras la COVID-19 puso de manifiesto los exhaustivos planes adoptados por las empresas sobre cómo hacer frente a las emergencias. De hecho, la economía eslovena se contrajo menos que muchas de sus homólogas en 2020 y repuntó con fuerza en 2021.5

Para concluir este breve resumen, queremos destacar las soluciones basadas en la naturaleza para la prevención de inundaciones que aplica Eslovenia, sobre todo a la hora de construir nuevas infraestructuras. Entre ellas se incluyen la conservación y restauración de las llanuras aluviales, así como el mantenimiento sostenible de los bosques, ya que la cubierta forestal reduce el riesgo de inundaciones. Un aspecto fundamental es que los escenarios de cambio climático que sirven de base para los planes de mantenimiento de las infraestructuras se preparan empleando los últimos estudios hidrológicos y evaluaciones de expertos para que sigan siendo relevantes y mantengan su precisión a lo largo del tiempo.

¿Qué significa esto para los inversores?

Es evidente que la adaptación al cambio climático se vuelve cada vez más necesaria. Para los gestores de activos, resulta imperativo saber qué emisores están bien preparados de cara a futuros eventos de riesgo, ya que esto ayudará a determinar el impacto de las condiciones meteorológicas extremas en los fundamentos de los acreedores. En el ejemplo de un emisor soberano, esto significa lo bien preparados que están la población y las infraestructuras para una crisis y lo rápido que pueden recuperarse (y a qué coste) para volver a la plena productividad. Eslovenia sabe cómo minimizar las pérdidas, lo que nos indica a nosotros, como gestores de cartera, que los riesgos bajistas del cambio climático serán probablemente menores para este país que para otros menos preparados.

Cabe señalar que no abogamos por invertir únicamente en emisores que no estén expuestos a factores de riesgo. De hecho, es algo muy difícil y probablemente reduciría bastante el potencial de rentabilidad. Simplemente creemos que estos factores de riesgo deben entenderse y gestionarse de forma sensata.

El conocimiento profundo de los riesgos potenciales y de las medidas de mitigación adecuadas, así como la aportación de la financiación necesaria para estas últimas, nos ayudan a proteger nuestras inversiones y a crear la oportunidad de generar un impacto positivo en el medioambiente. Esto es inversión de impacto en su mejor forma: resiliencia crediticia a largo plazo junto con una contribución beneficiosa para nuestro planeta. Invertir en bonos verdes o climáticos nos permite proporcionar financiación para la biodiversidad, las energías renovables, la adaptación al cambio climático y mucho más. Mediante nuestra implicación, podemos obtener una rentabilidad financiera atractiva, al tiempo que ayudamos a hacer más sostenible el futuro.



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