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Los inversores afrontan incertidumbre de cara a 2025, por la probabilidad de importantes cambios políticos tanto en la zona euro como al otro lado del Atlántico. Entretanto, prevemos un crecimiento económico por debajo de la tendencia y una política monetaria flexible en Europa, lo que a medio plazo debería favorecer a los mercados europeos de renta fija. No obstante, creemos que el potencial de una volatilidad elevada significa que la gestión activa de las inversiones será aún más importante.

El crecimiento económico europeo sigue siendo moderado, con posibles riesgos de descenso como resultado del gobierno estadounidense bajo control republicano

La elección de Donald Trump como presidente de EE. UU. y el control republicano de ambas cámaras del Congreso son probablemente las mayores preocupaciones de los inversores a la espera de ver cómo serán las políticas de la nueva administración. Aunque sigue habiendo gran incertidumbre, no prevemos ningún resultado en Estados Unidos que sea especialmente positivo para el crecimiento económico europeo.

Estados Unidos es el mayor mercado de exportación de la zona euro, por lo que los aranceles prometidos por Trump podrían ser un problema. Dado que la demanda interna se ha contraído en la economía de la zona euro (ya que el ahorro supera con gran diferencia al consumo privado), su recuperación depende del aumento de la demanda exterior. No obstante, solo estimamos un ligero lastre sobre el producto interior bruto por los aranceles que probablemente se apliquen. Indirectamente, sin embargo, las tensiones comerciales generan una incertidumbre que creemos que, a su vez, pesará sobre la actividad económica y actuará como desincentivo para la inversión y el consumo.

Otro aspecto al que debemos prestar atención es la aparente reticencia de Trump a mantener el mismo nivel de ayuda militar a los aliados de EE. UU., lo que probablemente implica que los gobiernos europeos tendrán que aumentar su gasto en defensa. Cabe señalar que el efecto multiplicador del gasto en defensa suele ser menor en comparación con muchas otras alternativas, debido a su alto componente de importaciones. Por tanto, los dos hechos señalados podrían afectar a las perspectivas de crecimiento económico europeo, aunque su alcance aún no está claro, y sin duda habrá factores atenuantes (por ejemplo, una economía estadounidense fuerte genera efectos indirectos positivos para los socios comerciales).

El Banco Central Europeo (BCE) tendrá que actuar con decisión

En respuesta a una recuperación económica titubeante y a una inflación que vuelve a estar casi en su objetivo, es probable que el BCE baje los tipos de interés más de lo que muchos esperan. En efecto, a pesar de que los participantes en los mercados financieros descuentan un tipo de depósito en torno al 1,8%-1,9% para finales de 2025 (en el momento de escribir estas líneas), creemos que el BCE podría tener que ser más flexible y situar el tipo de depósito en el 1,5%, o incluso más bajo. Esto a su vez supone para nosotros que los bonos europeos con vencimientos más cortos podrían comportarse mejor que los de vencimiento más largos. Mientras tanto, los bonos con vencimientos a más largo plazo dependerán más de los bonos del Tesoro estadounidense, cuyos rendimientos creemos que se mantendrán al alza ante una política fiscal expansiva y la expansión de la economía estadounidense.

Aunque actualmente no nos preocupa en demasía la evolución del diferencial de tipos de interés con Estados Unidos, unos tipos más altos al otro lado del Atlántico podrían ejercer presión sobre el euro. El BCE tendrá que prestar atención al valor de cambio del euro, ya que podría provocar riesgos de subida de la inflación. Sin embargo, creemos que, en general, la floja actividad económica y la moderación del crecimiento salarial deberían respaldar una tendencia desinflacionista sostenida.

A pesar de algunos factores de impulso, una construcción de carteras cuidadosa será crucial en 2025

En general, la política monetaria más laxa y el descenso de los rendimientos contribuyen a crear un contexto más constructivo para los inversores en renta fija europea en adelante. Sin embargo, estamos viendo divergencias significativas entre los países europeos en términos de crecimiento económico y estabilidad política, con elecciones importantes a la vuelta de la esquina en Alemania y Francia, lo que nos mantiene en alerta. Creemos que un enfoque activo premeditado de la selección de valores será importante en 2025, para tratar de beneficiarse de los factores de impulso positivos y, al mismo tiempo, garantizar que cualquier riesgo que se asuma sea intencionado y medido.



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