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La rápida expansión del sector mundial de fondos cotizados en bolsa (ETF) sigue remodelando el panorama de la inversión. Solo en los Estados Unidos, se lanzaron casi 500 ETF en la primera mitad de 2025, lo que contribuyó a que los flujos superaran el medio billón de dólares estadounidenses.1 En Europa se han lanzado al menos 220 nuevos ETF este año, y también con importantes entradas en los seis primeros meses, de aproximadamente 182 000 millones de dólares, mientras que en Asia se han introducido unos 40 000 millones de dólares con 383 lanzamientos.2 Cabe destacar que los activos invertidos en ETF europeos alcanzaron un máximo histórico de 2,74 billones de dólares a finales de junio de 2025, superando el récord anterior de 2,61 billones de dólares establecido en mayo.3

Crecimiento y dinámica del mercado sostenidos

La escala de los flujos de ETF subraya su papel central tanto en las carteras institucionales como minoristas. A finales de junio, los flujos globales de 2025 se acercaron a los 780 000 millones de dólares.4 Dentro de esta expansión en los Estados Unidos, las estrategias basadas en índices capturaron aproximadamente el 63% de las entradas, de las cuales el 8% se destinó a enfoques no ponderados por capitalización bursátil.5 Mientras tanto, los ETF gestionados activamente atrajeron alrededor del 37% de los flujos netos, lo que refleja un creciente apetito por soluciones tácticas junto con las principales exposiciones.6

Estas cifras muestran que los ETF han superado la antigua brecha entre «activos y pasivos». Hoy en día, el sector abarca un espectro de estrategias, que apoyan tanto las asignaciones a largo plazo como los enfoques más específicos y basados en los resultados. Si bien los ETF gestionados activamente están atrayendo mucha atención, las estrategias basadas en índices no se quedan quietas y siguen dominando la construcción de carteras. Más del 90% de los activos globales de ETF gestionados son estrategias indexadas. A pesar de este protagonismo, la gestión de carteras de ETF indexados todavía se describe erróneamente con frecuencia como automática o incluso «sin intervención». Estas percepciones ocultan la disciplina, la precisión y la supervisión constante y hábil necesarias para gestionarlas de forma eficaz.

Innovación en los enfoques indexados

Los ETF basados en índices se han expandido mucho más allá de los índices de referencia tradicionales ponderados por capitalización bursátil. También utilizan cada vez más fuentes de datos no tradicionales y más granulares (como las métricas de la cadena de suministro, los modelos de lenguaje natural, las imágenes de satélite y la desagregación de ingresos) para captar temas de inversión específicos.

Las estrategias basadas en factores —establecidas desde hace mucho tiempo en el discurso académico y práctico sobre la inversión— han tenido una adopción renovada. Al incorporar inclinaciones de uno o varios factores en dimensiones como la calidad, el valor, el impulso o la volatilidad, creemos que estos vehículos proporcionan a los inversores herramientas refinadas para la diversificación de carteras. En períodos de mayor dispersión y volatilidad del mercado, estos enfoques pueden ofrecer un mecanismo para ajustar las exposiciones con precisión.

Disciplina operativa

Una idea errónea que escuchamos a menudo es que el seguimiento de los índices requiere una supervisión mínima. En la práctica, mantener la alineación con un índice de referencia requiere procesos rigurosos y una toma de decisiones continua. Los índices se someten a reequilibrios programados y a ajustes intraperíodos para reflejar los cambios en los países, los sectores, la liquidez y los acontecimientos corporativos. Los gestores de carteras deben responder a las fusiones, adquisiciones, ofertas públicas iniciales, escisiones y exclusiones de la lista con ajustes oportunos para mantener la fidelidad.

Otros niveles de complejidad provienen de la reinversión de dividendos, las fluctuaciones cambiarias en los mercados mundiales y las diferencias en los horarios de negociación de los mercados. Para los ETF con clases de acciones con cobertura, las exposiciones cambiarias deben gestionarse de forma dinámica. La gestión del efectivo —ya sea en el contexto del reequilibrio, las suscripciones o los reembolsos— requiere una ejecución cuidadosa para minimizar el impacto en el mercado y los errores de seguimiento.

Estas decisiones del día a día, si bien son pequeñas de forma individual, colectivas tienen un impacto real en el rendimiento a largo plazo. Por lo tanto, un seguimiento eficaz de los índices no es un ejercicio «pasivo» sino más bien una aplicación disciplinada de la experiencia en gestión de carteras.

Error de seguimiento

El error de seguimiento, definido como la desviación estándar del exceso de rentabilidad entre el de un ETF y su índice de referencia, sigue siendo una medida fundamental del rendimiento de un ETF basado en índices. Puede deberse a los costes de transacción, los ratios de gastos, las estrategias de replicación, el arrastre de efectivo o las limitaciones de implementación. Mitigar estas desviaciones requiere la integración de estrategias de negociación avanzadas, la comprensión de las metodologías de los índices y la supervisión continua del rendimiento.

Con estas medidas, los gestores de carteras buscan preservar la integridad de la alineación de los índices de referencia para garantizar que los inversores reciben los resultados que esperan de los ETF basados en índices.

Aun así, los resultados pueden variar. No todos los ETF indexados siguen tan de cerca como deberían. Por eso creemos que los inversores tienen que mirar bajo el capó. Independientemente de si un fondo está indexado o activo, todo se reduce a la rentabilidad.

Posibles ventajas para los inversores

Los beneficios estructurales de los ETF basados en índices siguen repercutiendo en los inversores de todos los segmentos. Estos vehículos ofrecen diversificación al ofrecer exposición a cientos o incluso miles de valores en un solo instrumento. Su rentabilidad, respaldada por unos gastos de gestión más bajos, se agrava con el tiempo para mejorar los resultados a largo plazo.

La transparencia y las posibles ventajas fiscales son otros beneficios clave. Los ETF cotizan durante todo el día en las bolsas y las participaciones se divulgan a diario, lo que ofrece a los inversores un nivel de visibilidad que no suele estar disponible en las estructuras de fondos de inversión tradicionales. Además, la liquidez intradía permite ajustes flexibles de la cartera, mientras que la amplitud de las exposiciones disponibles permite inclinaciones precisas por país, sector o tema. En mercados como los Estados Unidos, los ETF se estructuran de manera que pueden ayudar a minimizar las distribuciones de las ganancias de capital y ofrecen una eficiencia fiscal adicional a los inversores sujetos a esas normas.

Por último, los ETF indexados facilitan captar la dispersión del mercado. Si bien proporcionan un amplio acceso al mercado, también permiten a los inversores concentrarse de forma selectiva en regiones, países, sectores o temas que muestran características fundamentales o de valoración favorables.

Pasivo, no ausencia de acción

La inversión basada en índices es, de hecho, un ejercicio de disciplina, supervisión sistemática y rigor operativo. Detrás de cada ETF indexado hay un equipo que trabaja para garantizar la alineación con los índices de referencia, gestionar los flujos de caja, ejecutar las operaciones de forma estratégica y mitigar las desviaciones.

A medida que la innovación en el diseño de estrategias se amplía y la adopción se acelera a nivel mundial, los ETF basados en índices siguen siendo la base de la construcción moderna de carteras. Lo que esperamos que los inversores se den cuenta es que los ETF basados en índices no son solo instrumentos «pasivos», sino herramientas proactivas diseñadas para ayudar a ofrecer coherencia y adaptabilidad en un entorno de inversión cada vez más complejo.



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