COLABORADORES

Jeffrey Schulze, CFA
Head of Economic and Market Strategy

Josh Jamner, CFA
Investment Strategy Analyst
Puntos clave
- La medida en que la reciente contracción en los datos previstos por las encuestas, algo que suele suceder durante las recesiones, se traduzca en una debilidad de los datos observados en los próximos meses será crucial para determinar la salud de la economía.
- En nuestra opinión, la economía y los mercados financieros se enfrentan a una relación desfavorable entre riesgo y remuneración, aunque podría producirse un cambio favorable si la política comercial experimenta una transformación positiva o si la administración adopta un punto de vista renovado en su agenda por el lado de la oferta (desregulación, rebajas fiscales y estímulo fiscal).
- La lectura general del gráfico se mantiene en terreno expansivo (verde), aunque todavía es demasiado pronto para que los datos reflejen la repercusión del aumento de los aranceles. Los márgenes de beneficio se deterioraron al pasar este mes a amarillo, señal de cautela.
En inglés existe el dicho de que marzo «comienza como un león y termina como un cordero» para aludir a la dureza con la que empieza el mes y la tranquilidad con la que concluye. Aunque se refiere a la transición del invierno al clima primaveral, quizás sea más aplicable al comportamiento registrado por los mercados bursátiles en abril de este año. La renta variable estadounidense cayó en picado en la semana siguiente al «día de la liberación» en el que el presidente Trump anunció sus aranceles, con un descenso del -11% en el índice S&P 500 y un aumento del VIX por encima de 50, lo que situó las acciones al borde del mercado bajista, con un descenso del -19% con respecto a su máximo del 19 de febrero. Sin embargo, posteriormente se recuperaron más avanzado el mes, en un contexto de indicios de desescalada de los aranceles. Cabe destacar que el S&P 500 concluyó el período con un descenso «de tan solo» el -0,8 %.
Los datos de las encuestas ya mostraban importantes señales de deterioro durante el primer trimestre de 2025, tendencia que se aceleró en abril. Por ejemplo, la encuesta de confianza de los consumidores del Conference Board ya había cedido -18,9 puntos con respecto a su máximo registrado tras las elecciones de noviembre y hasta marzo, antes de que el descenso de -7,9 de abril situase este dato en los mínimos de la pandemia de 2020. Este tipo de deterioros solo suelen producirse durante recesiones, lo que significa que la medida en que el debilitamiento de los datos previstos por las encuestas se traduzca en los datos observados en los próximos meses será crucial para determinar la salud de la economía estadounidense (Gráfico 1).
Sin embargo existe cierto debate sobre si en última instancia los datos observados se comportarán de acuerdo con los datos de previsiones. Esto se debe principalmente a lo que ocurrió en 2022, cuando los datos de previsiones se debilitaron de forma precipitada a raíz de la invasión rusa de Ucrania, la crisis de la banca regional y la elevada inflación, mientras que los datos observados se mantuvieron en gran medida. Este período pasó a conocerse como la «vibecession». Pese a que muchos estadounidenses no tenían una percepción positiva sobre la salud de su economía, su fortaleza continuada gracias a la buena salud del mercado laboral, el apoyo fiscal previo y el ahorro residual derivado de la pandemia impulsaron la economía.
Gráfico 1: Datos observados comparados con las previsiones

Fuente: Citi. Nota: Índices de variación de los datos económicos previstos y observados en EE. UU. de Citi. A 30 de abril de 2025.
Creemos que en 2025 la probabilidad de que la solidez del consumo se imponga a las tendencias desfavorables relacionadas con el comercio parece menor. Aunque el mercado laboral mantiene su buena salud, con un promedio de creación de empleo mensual de 144.000 puestos en lo que va de 2025, el dato palidece comparado con la actividad del mercado laboral en 2022, cuando en promedio se crearon 380.000 puestos de trabajo (y 603.000 en 2021). Un enfriamiento adicional del mercado laboral podría ser problemático para la economía por el hecho de que las rentas del trabajo representan la mayor parte del poder adquisitivo de la mayoría de los estadounidenses. Cabe destacar que parece que los consumidores ya han comenzado a retraer el gasto ante el aumento de la incertidumbre, como puso de relieve el CEO de Chipotle Scott Boatwright durante la presentación de resultados del primer trimestre de esta cadena dedicada a los burritos:
«La razón de peso por la que los consumidores han reducido la frecuencia de sus visitas a los restaurantes es para ahorrar dinero por la inquietud que suscita la economía».
El gráfico se mantiene en verde, aunque deben vigilarse las similitudes con la década de 1970
En los próximos meses, los inversores centrarán su atención en las señales de que los datos observados puedan estar —o no— retrocediendo. En ese esfuerzo, partiremos de nuestro propio punto de referencia económico: el gráfico de riesgo de recesión de ClearBridge.
El mes pasado observamos que, como sucedió al comienzo de la pandemia, el gráfico todavía no reflejaba la repercusión de los anuncios de aranceles. Esta dinámica también se observó en el gráfico durante el embargo petrolero de la década de 1970, otro período en el que perturbaciones de origen externo en última instancia provocaron una recesión.
De hecho, varios elementos se la recesión de 1973-1975 concuerdan con el contexto actual. Hace unos años escribimos detalladamente sobre este período, aunque aquí recogemos una breve recapitulación: la expansión del gasto fiscal de mediados de la década de 1960, para financiar la guerra de Vietnam y los programas de bienestar social de la Gran sociedad, contribuyeron a impulsar la inflación. Esto se vio agravado por una política monetaria flexible, que hizo que los inversores extranjeros se cuestionasen la sostenibilidad del patrón oro. A la pérdida de confianza en el dólar le siguió el abandono del patrón oro, sumado a los controles salariales y de precios y, en última instancia, una crisis del petróleo.
También existen diferencias fundamentales entre ese período y la actualidad, por ejemplo: Estados Unidos ya no aplica el patrón oro, el contexto demográfico actual apunta a un menor riesgo de inflación y el desarrollo de la industria del esquisto en EE. UU. ha compensado (económicamente) los efectos negativos de la subida de los precios del petróleo.
Curiosamente, mientras que los datos de previsiones (nuevos pedidos del ISM) y los datos observados (ventas minoristas, márgenes de beneficio) comenzaron a deteriorarse en el gráfico a medida que se desarrolló el impacto energético de mediados de la década de 1970, fueron los datos de previsiones los que pasaron a rojo en primer lugar, mientras que los datos observados se mantuvieron inicialmente en amarillo.
Gráfico 2: Evolución del gráfico de recesión 1973-1975

Fuente: BLS, Reserva Federal, Oficina del Censo, ISM, BEA, American Chemistry Council, American Trucking Association, Conference Board y Bloomberg. El gráfico de riesgo de recesión de ClearBridge se creó en enero de 2016. Las referencias a los indicios obtenidos en los años anteriores a enero de 2016 se basan en la forma en la que se reflejan los datos subyacentes en los indicadores que lo componen en ese momento.
Algunos elementos del contexto actual concuerdan con este período histórico. Por ejemplo, los nuevos pedidos del ISM se han deteriorado rápidamente en los últimos meses con la escalada de la guerra comercial. Si bien es demasiado pronto para que los indicadores de datos observados muestren la debilidad asociada al comercio, al menos uno, los márgenes de beneficio, parece haber experimentado tendencias desfavorables incluso antes del día de la liberación. Este indicador se deterioró, pasando este mes a amarillo, señal de cautela. El dato general del gráfico se mantiene en verde, terreno expansivo, sin otros cambios este mes (Gráfico 3).
El deterioro de los márgenes de beneficio refleja los acontecimientos que se produjeron con antelación a la escalada de la guerra comercial. La inflación, y por lo tanto el poder de fijación de precios de las empresas, se ha enfriado más rápidamente que los salarios y los costes de otros insumos esenciales, lo que ha reducido las ganancias. Esto ha reducido los márgenes de beneficio desde niveles récord, lo que hace que la señal pase a amarillo. Esta dinámica sería menos preocupante si no hubiese una guerra comercial. Sin embargo, parece probable que los márgenes se vean sometidos a una presión adicional en los próximos meses por el aumento de los aranceles. Es algo preocupante, ya que a medida que los márgenes se contraen y los beneficios se deterioran, las directivas de las empresas se ven obligadas en última instancia a realizar despidos, con lo que, a medida que los consumidores se retraen por la pérdida de ingresos, se pone en marcha o se amplifica un bucle recesivo.
Gráfico 3: Indicadores de riesgo de recesión en Estados Unidos

Fuentes: Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), Reserva Federal, Oficina del Censo, Institute for Supply Management (ISM), Oficina de Análisis Económico de los Estados Unidos (BEA), American Chemistry Council, American Trucking Association, Conference Board, Bloomberg, CME, FactSet y Macrobond. Datos a 30 de abril de 2025. El gráfico de riesgo de recesión de ClearBridge se creó en enero de 2016. Las referencias a los indicios obtenidos en los años anteriores a enero de 2016 se basan en la forma en la que se reflejan los datos subyacentes en los indicadores que lo componen en ese momento.
Con esto en mente, seguimos creyendo que las solicitudes iniciales de prestación por desempleo constituyen el indicador económico más importante que debe tenerse en cuenta —nuestro canario en la mina— para determinar el rumbo de la economía. Hasta la fecha, las solicitudes de prestación han aguantado muy bien las semanas siguientes al «día de la liberación», y consideramos que el salto de finales de abril se debe a un ajuste estacional relacionado con las vacaciones de primavera en Nueva York que se ha producido en los últimos años pero que es probable que se invierta a comienzos de mayo. Sin embargo, el descenso de los márgenes de beneficio supone que la capacidad de amortiguación es menor en caso de que el mercado laboral se debilite o la demanda se ralentice en los próximos meses.
Esto hace que pensemos que en la relación entre riesgo y recompensa a la que se enfrentan tanto la economía como los mercados financieros se inclina actualmente hacia el lado negativo. La situación podría ser más favorable si se produce un cambio positivo en la política comercial o si la administración adopta un punto de vista renovado en su agenda por el lado de la oferta (desregulación, rebajas fiscales o estímulo fiscal). Sin embargo, para contrarrestar los efectos negativos (y acumulativos) del aumento de la incertidumbre y la presión sobre los márgenes es probable que sea necesario actuar con rapidez.
Como consecuencia, consideramos que centrarse en empresas de calidad superior con trayectorias probadas en la gestión durante períodos de gran incertidumbre, como aquellas que aumentan sus dividendos, debería seguir siendo beneficioso para los inversores. Cabe destacar que las empresas que han sido capaces de aumentar sistemáticamente sus dividendos en los últimos tiempos han cerrado una de las mayores diferencias de resultados correspondientes a 12 meses de los últimos 30 años con respecto al S&P 500. Tras períodos similares de mal comportamiento relativo a finales de la década de 1990 y principios de la década actual, las empresas que aumentaron sus dividendos adelantaron al S&P 500 en los años siguientes.
Gráfico 4: Avance de las empresas que aumentan los dividendos

Fuentes: S&P, NBER, Bloomberg.*Por empresas que generan dividendos se entienden los valores del S&P 500 que presentan tres años consecutivos de crecimiento positivo de los dividendos (incluidos los dividendos especiales) sobre una base móvil (trimestral), evaluados mensualmente, equiponderados. Datos a 31 de marzo de 2025.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital. La rentabilidad pasada no es garantía de resultados futuros. Tenga en cuenta que los inversores no pueden invertir directamente en un índice. La rentabilidad de los índices no gestionados no refleja las comisiones, costes ni gastos de suscripción.
Los valores de renta variable están sujetos a fluctuaciones de precios y a una posible pérdida del capital. Las empresas de gran capitalización podrían perder el favor de los inversores dependiendo de las condiciones económicas y de mercado. La renta variable de pequeña y mediana capitalización implica mayores riesgos y volatilidad que la de gran capitalización.
Los productos básicos y las divisas conllevan un mayor riesgo que incluye condiciones de mercado, políticas, normativas y naturales, y pueden no ser adecuados para todos los inversores.
Los valores del Tesoro de EE. UU. son obligaciones de deuda directa emitidos bajo «la fe y el crédito plenos» del gobierno de Estados Unidos. El gobierno de EE. UU. garantiza los pagos de principal e intereses ligados al Tesoro de EE. UU. si se mantienen los valores hasta su vencimiento. A diferencia de los valores del Tesoro de EE. UU., los valores de deuda emitidos por agencias y organismos federales, así como las inversiones relacionadas, pueden estar o no respaldados por la solvencia y el crédito del gobierno estadounidense. Incluso cuando el gobierno de Estados Unidos garantice los pagos del principal e intereses de los valores, esta garantía no se aplica a las pérdidas que resulten por el descenso del valor de mercado de estos valores.
