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Pese al optimismo de las perspectivas de crecimiento, los mercados mundiales de renta variable dieron un traspié en abril. Esto se produjo tras un constante avance en el que puede que la confianza del mercado haya reflejado plenamente el impulso positivo de los precios y la mejora de las variables fundamentales. Tras una saludable corrección, provocada por los acontecimientos en Oriente Próximo, creemos que las acciones mundiales todavía ofrecen un mayor potencial de rentabilidad que los bonos mundiales y hace que mantengamos el rumbo con predilección por la renta variable.

En el número de este mes, reflejamos las divergencias de la política monetaria en nuestras preferencias entre activos de renta fija de gran calidad. Los bonos soberanos europeos han ganado atractivo y es probable que se beneficien con el arranque de la relajación de la política de tipos.

Puntos clave

El crecimiento es más optimista: Los indicadores económicos adelantados continúan mejorando a nivel mundial y el consumo muestra una notable resiliencia. Los riesgos de recesión de algunas economías desarrolladas evolucionan y parecen especialmente bajos en el caso de Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de estabilizarse, los niveles de crecimiento mundial se mantienen dentro o por debajo de la tendencia.

Evolución de los riesgos de inflación: Se han logrado avances significativos, aunque accidentados, y la inflación sigue por encima de los niveles previstos. Los servicios mantienen una inflación elevada y se espera se modere más lentamente debido a la escasez de mano de obra. La inflación de los bienes ya se ha normalizado hasta situarse a niveles bajos, aunque la subida de los precios de las materias primas podría contrarrestar esta tendencia.

Pronto arrancarán los ciclos de flexibilización de las políticas: La evolución de la inflación permite a los responsables de las políticas equilibrar los objetivos de crecimiento e inflación. Los bancos centrales mantienen su cautela y, antes de actuar, esperarán a que los datos confirmen la desinflación. En Occidente, es probable que algunos comiencen a bajar los tipos pronto, aunque es probable que esto genere una mayor diversidad de resultados.

Asignación al riesgo: La mejora del entorno macro económico suele asociarse a la fortaleza de los mercados, lo que nos lleva a mantener una inclinación hacia activos de mayor riesgo. Los cambios introducidos en las políticas pueden compensar las sorpresas en materia de crecimiento e inflación, aunque la combinación colectiva sigue siendo positiva. Sin embargo, el nivel de la prima descontada en estos activos de riesgo sigue siendo elevada, incluso tras haberse producido una corrección

Un contexto complicado para la renta variable: La mejora de las perspectivas de beneficios respalda nuestra preferencia por las acciones estadounidenses y de los mercados emergentes. La mayor convicción respecto a Japón, por estar orientado a una mejora de la economía mundial, se ve compensada por la cautela respecto a la renta variable europea y del Reino Unido, en la que los beneficios comienzan a verse sometidos a presiones. China sigue siendo un dilema, en el que las atractivas valoraciones son un reflejo de la debilidad de las variables fundamentales.

Rendimientos más atractivos para los bonos: Últimamente, el aumento de los rendimientos ha impulsado el potencial de rentabilidad de la renta fija mundial, sobre todo de la deuda pública de menor riesgo. Es probable que los ciclos de relajación comiencen este año, y las expectativas del mercado nos parecen, en general, justas. Creemos que los altos niveles de rendimientos reales ofrecen valor y mantenemos nuestra predilección por una mayor duración. También creemos que el crecimiento respalda las perspectivas de los activos de mayor riesgo, como los préstamos bancarios.



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