COLABORADORES

Stephen Dover, CFA
Chief Investment Strategist
Head of Franklin Templeton Institute
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Tras varios años consecutivos de fuerte rentabilidad de la renta variable, la renta fija y las estrategias alternativas a nivel mundial, ¿es posible repetir el buen comportamiento en 2025? A escala global, los fundamentos positivos para el crecimiento, la inflación y los tipos de interés, así como la ausencia de desequilibrios significativos o de una mala asignación del crédito, ofrecen unas condiciones previas favorables para obtener rentabilidades positivas en la mayoría de las clases de activos y regiones.
En particular, la reelección del presidente Donald Trump, acompañada de una victoria por amplia mayoría de los republicanos que ha otorgado al partido mayorías legislativas en el Senado y la Cámara de Representantes de EE. UU., debería ofrecer a los mercados un gran espaldarazo en 2025. Creemos que las rebajas fiscales que favorecen beneficios y la liberalización, acompañados de unos fundamentos macroeconómicos favorables, deberían sentar las bases de unas rentabilidades sólidas.
Concluimos nuestras perspectivas para 2025 con observaciones sobre los temas de inversión. Identificar tendencias a más largo plazo tanto en la sociedad como la economía puede señalar fuentes duraderas de rentabilidad superior, en algunos casos no correlacionadas con otros tipos de riesgo de la cartera. En este informe, analizamos cinco temas candidatos: infraestructuras, finanzas digitales, sostenibilidad, inteligencia artificial y demografía.
De cara a 2025, creemos que los inversores deben reforzar un enfoque centrado en la cartera para gestionar su patrimonio y sus activos. Es fundamental identificar tanto las fuentes probables de rentabilidad como los candidatos al riesgo. Equilibrar la rentabilidad y el riesgo por correlación, volatilidad y preferencia de liquidez resulta cada vez más importante. En 2025, creemos que es menos probable que la gestión eficaz del patrimonio esté determinada por unas rentabilidades espectaculares de un subconjunto de activos, y es más probable que refleje decisiones acertadas sobre la cartera.

Stephen Dover, CFA
Chief Investment Strategist
Head of Franklin Templeton Institute
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital.
Los valores de renta variable están sujetos a variaciones en los precios y a una posible pérdida del capital.
Los valores de renta fija implican riesgos de tipo de interés, de crédito, de inflación y de reinversión, así como la posible pérdida del activo principal. A medida que suben los tipos de interés, el valor de los títulos de renta fija disminuye. Los bonos de alto rendimiento de calificación baja están sujetos a una volatilidad de precios, una falta de liquidez y una posibilidad de impago mayores.
Las inversiones internacionales están sujetas a riesgos especiales, entre los que se incluyen el riesgo de fluctuaciones de divisas y de incertidumbre social, económica y política, los cuales podrían generar un aumento de la volatilidad. Estos riesgos son más acentuados en los mercados emergentes.
Una inversión en activos privados (como capital riesgo o crédito privado) o en instrumentos que invierten en ellos se consideraría falta de liquidez y podría requerir un compromiso a largo plazo sin garantía de rentabilidad. El valor y la rentabilidad de dichas inversiones variarán, entre otras cosas, debido a los cambios en los tipos de interés del mercado, las condiciones económicas generales, las condiciones económicas de sectores concretos, la situación de los mercados financieros y la situación financiera de los emisores de las inversiones. Tampoco pueden existir garantías de que las empresas hagan que sus valores coticen en un mercado de valores. Por ende, la ausencia de un mercado secundario líquido establecido para algunas inversiones podría incidir negativamente en el valor del mercado de esas inversiones y en la capacidad de los inversores para enajenarlas en el momento oportuno o a un precio favorable.
Tradicionalmente, las empresas del sector tecnológico han sido volátiles debido al rápido ritmo del cambio de los productos y el desarrollo del sector. La inteligencia artificial está sujeta a diversos riesgos, como la obsolescencia programa potencialmente rápida de los productos, el robo, la pérdida o la destrucción de claves criptográficas, la posibilidad de que las tecnologías de activos digitales nunca lleguen a implantarse por completo, el riesgo de ciberseguridad, las reclamaciones conflictivas de propiedad intelectual y las normativas incoherentes y cambiantes.
Las inversiones en blockchain y criptomonedas están sujetas a diversos riesgos, como la incapacidad para desarrollar aplicaciones de activos digitales o para capitalizar dichas aplicaciones, el robo, la pérdida o la destrucción de claves criptográficas, la posibilidad de que las tecnologías de activos digitales nunca lleguen a implementarse por completo, el riesgo de ciberseguridad, las demandas conflictivas de propiedad intelectual y las normativas incoherentes y cambiantes. Las operaciones especulativas con bitcoins y otras formas de criptomonedas, muchas de las cuales han mostrado una volatilidad de precios extrema, conllevan un riesgo significativo; un inversor puede perder todo el importe de su inversión. La tecnología de blockchain es nueva, no se ha probado completamente y es posible que nunca se implemente a una escala en la que se puedan obtener beneficios identificables. Si una criptomoneda se considera un valor, es posible que viole leyes federales de valores. El mercado secundario para las criptomonedas puede ser limitado o inexistente.
Los activos digitales están sujetos a riesgos relacionados con una tecnología inmadura y en rápido desarrollo, vulnerabilidades de seguridad de esta tecnología, (como robo, pérdida o destrucción de claves criptográficas), reclamaciones conflictivas de propiedad intelectual, riesgo de crédito de los intercambios de activos digitales, incertidumbre regulatoria, alta volatilidad en su valor/precio, aceptación poco clara por parte de los usuarios y los mercados globales, y manipulación o fraude. Los gestores de carteras, los proveedores de servicios de las carteras y otros participantes en el mercado dependen cada vez más de sistemas informáticos y de comunicaciones complejos para llevar a cabo sus funciones empresariales. Estos sistemas están sujetos a diversas amenazas o riesgos que podrían afectar negativamente a las carteras y a sus inversores, a pesar de los esfuerzos de los gestores de carteras y los proveedores de servicios por adoptar tecnologías, procesos y prácticas destinados a mitigar estos riesgos y proteger la seguridad de sus sistemas informáticos, programas, redes y otros activos tecnológicos. También se verían comprometidas la confidencialidad, la integridad y la disponibilidad de la información perteneciente a las carteras y sus inversores.
Los gestores de inversiones de impacto o ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) pueden tener en cuenta factores que van más allá de la información financiera tradicional a la hora de seleccionar valores, lo que podría provocar que el rendimiento relativo de la inversión se desvíe de otras estrategias o referencias de mercado amplias, dependiendo de si dichos sectores o inversiones gozan o no del favor del mercado. Además, las estrategias ASG pueden depender de ciertos criterios basados en valores para eliminar exposiciones encontradas en estrategias similares o amplios índices de referencia de mercado, lo que también podría dar lugar a una desviación del rendimiento relativo de la inversión.
