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El concepto de los «BRIC» surgió como una agrupación del sector financiero de las que entonces eran las principales economías emergentes cuyo crecimiento se esperaba que superase al de las economías del «Grupo de los Siete» o G71. Se partía de la idea de que, a medida que las economías de los BRIC crecieran con rapidez durante la década previa al 2001, tanto su repercusión en la economía mundial como su política fiscal ganarían relevancia2. A los dirigentes de los BRIC les gustó la idea, por lo que su primera reunión formal de ministros se celebró en 2006, en paralelo a la sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.

El grupo no constituye una organización multilateral formal como las Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial o la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). No cuenta con cargos permanentes ni con una sede central. Los jefes de estado y de gobierno de los países que lo componen se reúnen con periodicidad anual, y cada nación asume la presidencia anual rotatoria del grupo. Todos los BRICS ya pertenecen al G20, que también incluye países del G7. En 2010, se invitó a Sudáfrica a unirse al grupo original de los BRIC, y otros cinco países se incorporaron en enero de 2024: Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.

En este documento, analizamos la reciente evolución en los países de mercados emergentes conocidos como «BRIC+», así como las implicaciones para los inversores.

Puntos clave:

  • La agrupación libre conocida como BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) ha mostrado un mayor grado de ambición geopolítica y duplicado su tamaño este año con la incorporación de cinco nuevos miembros (Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos).
  • La composición de los denominados «BRICS+», su mayor magnitud y la incorporación de regímenes objeto de fuertes sanciones hacen que parezca una agrupación explícitamente en contra del G7, con potencial para alterar la actividad económica mundial.
  • Los factores anteriormente mencionados generan entre los inversores inquietud sobre la capacidad de estos países para socavar el papel del dólar estadounidense como moneda de reserva mundial, aunque la situación es complicada.
  • No deberían existir dudas sobre el hecho de la agrupación de los BRICS+ pretende socavar el papel preponderante del dólar estadounidense, aunque el grado de compromiso varía entre las aspiraciones de Rusia, Irán y China, y las de países menos comprometidos como la India y los Emiratos Árabes Unidos, que prefieren que sus propias monedas se hagan con una cuota mayor. Para Brasil y Sudáfrica, por ahora basta con establecer el comercio con su mayor socio (China) en renminbis (RMB).
  • La producción combinada de combustibles fósiles por parte de esta agrupación equivale aproximadamente al 40 % de la producción mundial de petróleo. Pero, dado que China, la India, Rusia y Arabia Saudí también son grandes consumidores, los BRICS+ representan el 22 %3 de los volúmenes del mercado mundial de exportación.
  • La creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) como prestamista alternativo al Banco Mundial y a los asociados al Fondo Monetario Internacional (FMI) apunta a un deseo de suplantar a las instituciones multilaterales consolidadas.
  • La creación de plataformas alternativas para operaciones financieras tiene el objetivo, al menos en parte, de aislar a estos países de posibles sanciones financieras en el futuro.
  • Parece prudente suponer que estos esfuerzos siguen ganando aceptación, con lo que en la práctica establecen un cerco en torno a estas economías que las separa del ecosistema financiero «occidental» establecido de la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales (SWIFT) y el Clearing House Interbank Payments System (CHIPS), y representan un intento de emplear monedas alternativas para el comercio dentro de los BRICS+ que no sean el dólar estadounidense.
  • Los inversores tienen el deber fiduciario de volver a evaluar regularmente la posibilidad de que esta trayectoria finalmente provoque una reducción del apetito de los bonos del Tesoro estadounidense a nivel mundial, aunque la probabilidad de que así sea sigue siendo muy baja en la actualidad.
  • Estas son las principales señales que deben observar los inversores:
    • El desarrollo de sistemas alternativos de «fontanería financiera», como el Cross-Border International Settlement System (Sistema de Pagos Internacionales Transfronterizos o CIPS)
    • El nivel de aceptación del RMB en el comercio entre los BRICS+
    • La evolución de los proyectos transfronterizos de moneda digital mayorista de bancos centrales (CBDC) como mBridge, que conecta China, Tailandia, Emiratos Árabes Unidos y Hong Kong, y se espera que se amplíe a 11 países este año4. Esta será la verdadera prueba para una posible sustitución del SWIFT en el futuro.
  • En última instancia, prevemos que el dólar estadounidense seguirá siendo la moneda de reserva global de preferencia en un futuro próximo. Aunque otras monedas vean incrementada su participación en las reservas de divisas, la facturación y las transacciones comerciales, la prelación, la liquidez, la eficiencia y la confianza en el dólar implican que es probable que ninguna pueda ponerlo en entredicho a medio plazo.


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