Volver al contenido

Una vez que el espectro de la inflación excesiva prácticamente ha desaparecido, el mercado ha pasado a preocuparse por el debilitamiento del mercado laboral. Este giro ha propiciado peticiones de rebajas contundentes de los tipos de interés de la Reserva Federal (Fed), hasta el punto de que los mercados de futuros descuentan más de 100 puntos básicos (pb) de rebajas de aquí a fin de año y más de nueve rebajas en las próximas ocho reuniones del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), según datos de CME FedWatch y Bloomberg a 9 de septiembre. Mientras los participantes del mercado debaten sobre el ritmo de las rebajas de tipos y la capacidad de la Fed para lograr un aterrizaje suave, el mercado del high yield estadounidense, medido por el ICE BofA US High Yield Index, sigue ofreciendo excelentes rentabilidades. Estos resultados se han visto alentados por unos atractivos rendimientos de partida, la bajada de los tipos oficiales, los sólidos fundamentos y una saludable dinámica de oferta y demanda. Un análisis de los anteriores ciclos de relajación de la Fed y de los resultados económicos subsiguientes nos cuenta un relato de coherencia y estabilidad del high yield estadounidense.

Si nos remontamos a los últimos cinco ciclos de rebajas de tipos desde la creación del ICE BofA US High Yield Index, es importante señalar que ningún ciclo es igual. Sin embargo, se dice que la historia no se repite, pero a menudo rima. Los ciclos pasados sirven para arrojar luz sobre cómo podrían comportarse los mercados en el futuro.

Para captar mejor el espectro de escenarios, nos centraremos en dos ciclos y resultados económicos claramente diferentes: el ciclo de rebajas de tipos de 1995, que condujo a un aterrizaje suave y a un sólido repunte de los activos de riesgo; y el ciclo de rebajas de 2007, que dio lugar a una recesión profunda y prolongada. En ambos casos, las condiciones de partida eran en cierto modo comparables entre sí y, en la mayoría de los aspectos, se encontraban en el mismo punto en el que nos encontramos hoy. El crecimiento del producto interior bruto (PIB) entre el 2 % y el 3 % se situaba en un rango razonable de lo que suele considerarse un objetivo sólido a largo plazo, mientras que un desempleo cercano al 5 % indicaba cierta debilidad económica. Estos factores, junto con una inflación inferior al 3 %, permitieron que la Fed comenzara a relajar unos tipos de interés que se situaban por encima del 5 %. Las grandes diferencias empiezan con lo que vino después.

El aterrizaje suave que siguió al ciclo de rebajas de tipos de 1995 se caracterizó por unas cifras sólidas del PIB, un mercado laboral estable y una inflación más baja, ya que la llegada de Internet impulsó la productividad. Los activos de riesgo se comportaron notablemente bien: el índice S&P 500 generó una rentabilidad de más de un 30 % anualizado en el período de tres años que siguió a las rebajas iniciales de tipos. En cambio, al ciclo de rebajas de 2007 le siguió un aterrizaje brusco, en el que el desempleo se disparó hasta cerca del 10 % y la economía se desplomó, debido en gran parte al estallido de la burbuja inmobiliaria y de un sistema financiero con un apalancamiento excesivo. Los activos de riesgo sufrieron las consecuencias y el S&P 500 obtuvo una rentabilidad anualizada del -8,7 % durante el trienio siguiente. Sin embargo, el mercado del high yield estadounidense aguantó bien durante ambos periodos, con una rentabilidad del 12,0 % en el entorno de aterrizaje suave y del 8,4 % en el entorno de aterrizaje brusco en términos anualizados en un período de tres años. Estos resultados similares del high yield a pesar de los diferentes resultados económicos se atribuyeron en gran medida a los atractivos rendimientos de partida y, en el caso del aterrizaje brusco, a la capacidad de resistencia de una clase de activos preferente de menor duración. El high yield también superó a los bonos core, que se consideran un «refugio seguro» en tiempos de recesión, en ambos períodos, debido a los rendimientos de partida más elevados. Esta capacidad de resistencia demostrada del high yield como clase de activo es testimonio de por qué creemos que debería ser una asignación fundamental en muchas carteras.  

El mercado del high yield actual es de mayor calidad que en ciclos pasados, a la vez que sigue ofreciendo una atractiva oportunidad de precio y rendimiento. Por estas razones, creemos que aguantará bien independientemente de cómo aterrice la economía y consideramos que los inversores pacientes se verán recompensados a largo plazo de forma similar a ciclos anteriores.



INFORMACIÓN LEGAL IMPORTANTE

Estos materiales reflejan el análisis y las opiniones de los autores en las fechas de publicación indicadas, y pueden diferir de las opiniones de otros gestores de carteras, equipos de inversión o plataformas de Franklin Templeton Investments. Su finalidad es satisfacer el interés general únicamente, por lo que no deberá interpretarse como un asesoramiento de inversión individual ni como una recomendación o invitación para comprar, vender o mantener valor alguno o adoptar cualquier estrategia de inversión. Tampoco constituye asesoramiento jurídico ni tributario.

Los enlaces pueden llevarle a páginas web o medios de terceros directamente o a través de nuevas ventanas del navegador. Le instamos a examinar las políticas de privacidad, seguridad, condiciones de uso y otras aplicables de cada página que visite. Las páginas web, software y materiales de terceros las utiliza usted bajo su propia responsabilidad. Franklin Templeton Investments (FTI) no controla ni asume, avala o acepta responsabilidad por el contenido, herramientas, productos o servicios (incluido cualquier software, enlaces, publicidad, opiniones o comentarios) disponibles en sitios web o software de terceros o a través de ellos.

Los comentarios, las opiniones y los análisis recogidos aquí son las opiniones personales expresadas por el gestor de inversiones y su finalidad es meramente informativa y de interés general, por lo que no deberá interpretarse como un asesoramiento de inversión individual ni como una recomendación o invitación para comprar, vender o mantener valor alguno o adoptar cualquier estrategia de inversión. Tampoco constituye asesoramiento jurídico o tributario. La información facilitada en este material se suministra a la fecha de su publicación y puede cambiar sin aviso previo y no es un análisis completo de cada hecho material en relación con cualquier país, mercado regional o inversión. El uso de la información contenida en cualquier publicación de este sitio queda a la entera discreción del lector.

CFA® y Chartered Financial Analyst® son marcas comerciales propiedad de CFA Institute.