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Si lee habitualmente los medios de comunicación financieros, es probable que en los últimos meses haya leído algunos titulares sobre la inversión sostenible y la inversión basada en factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). Dependiendo de los medios que haya elegido, el interés por la inversión sostenible ha desaparecido, está en decadencia o en auge. Ante estas declaraciones contradictorias, ¿qué deben creer los inversores?

La inversión sostenible no se limita a los fondos cotizados de renta variable ESG

Para afrontar la confusión, primero revisaremos el aforismo «el término ESG tiene diferentes significados según la persona». Según la definición de la Alianza Mundial de Inversionistas para el Desarrollo Sostenible, en colaboración con el CFA Institute y los Principios para la Inversión Responsable, la inversión sostenible puede diferenciarse en cinco categorías: 1) la selección (también conocida como inversión socialmente responsable), 2) la integración de los factores ESG, 3) la inversión temática, 4) la administración y 5) la inversión de impacto. Aunque los mandatos de inversión pueden clasificarse en más de una de estas categorías, cada uno de ellos es muy diferente en cuanto a técnica y objetivos. En consecuencia, el agrupamiento de los distintos tipos al analizar las tendencias del mercado y el rendimiento de las inversiones puede llevar a conclusiones poco significativas o incluso falsas.

A modo de ejemplo, muchas noticias se centran en los fondos cotizados de renta variable ESG. Muchos de ellos son fondos de integración de los factores ESG y, normalmente, están gestionados de forma pasiva a partir de índices de referencia creados en torno a las calificaciones de MSCI. Muchos de los fondos cotizados ESG pasivos se inclinan en gran medida hacia la tecnología y excluyen la energía, lo que ha derivado en una importante dispersión del rendimiento en los últimos años. Otros fondos cotizados ESG son fondos temáticos que se centran específicamente en tecnologías y sectores concretos en lugar de en un conjunto diverso de emisores. Estos fondos temáticos y de integración no son necesariamente representativos de otros fondos con objetivos concretos de inversión sostenible.

Además, la inversión sostenible no se limita únicamente a las empresas que emiten valores que cotizan en bolsa. Dentro de la renta fija, el conjunto de oportunidades de inversión también incluye emisores corporativos privados, bonos soberanos y cuasisoberanos, bonos municipales y valores respaldados por hipotecas o por activos.

Los flujos de fondos de bonos sostenibles siguen siendo sólidos1

Analicemos los datos con respecto a los flujos de fondos. Insistimos en que es necesario analizar las tendencias de las inversiones sostenibles en el contexto del mercado en general. Si el dinero se destina a una clase de activo en general, no debería sorprendernos que el segmento de fondos sostenibles de esa clase de activo también crezca, y viceversa.

A medida que los rendimientos han ido aumentando este año, los inversores han incrementado sus asignaciones de renta fija, pues han añadido 350.500 millones de dólares, o un 3,8 % de los activos de fondos de renta fija gestionados, a los fondos de bonos en lo que va de año hasta el tercer trimestre, según Barclays (gráfico 1). En comparación, los fondos de bonos etiquetados como ESG han atraído 25.500 millones de dólares, o un 5,2 %, en el mismo período. En un nivel más detallado, los fondos sostenibles han obtenido mejores resultados que el sector en general en las subcategorías de EUR Corporate, USD Corporate, Global Corporate, Emerging Market Credit y USD Aggregate, y han obtenido resultados peores en las subcategorías de GBP Corporate y EUR Aggregate. La cuota de mercado varía según la región, y los fondos de la categoría USD Corporate etiquetados como ESG solo representan el 3,5 % del sector, frente al 34,1 % en el sector de los fondos de la categoría EUR Corporate.

Gráfico 1: Flujos de fondos de renta fija

Fuente: Barclays. A 30 de septiembre de 2023. Las categorías de fondos enumeradas son EUR Corporate, USD Corporate, GBP Corporate, Global Corporate, Emerging Market Credit, EUR Aggregate, USD Aggregate y All Bond Funds.

El mercado de los bonos etiquetados como ESG sigue creciendo

Según Bloomberg New Energy Finance, la emisión de bonos etiquetados como ESG de este año, hasta el 31 de octubre, se sitúa en 900.500 millones de dólares, lo que supone un aumento del 5,6 % en relación con el mismo período del año pasado. Como referencia, la emisión de bonos mundiales de investment-grade hasta la fecha había disminuido un 2 %, hasta los 1,08 billones de dólares2. Asimismo, cabe destacar que los bonos verdes, que constituyen la categoría más amplia y consolidada, experimentaron un gran crecimiento, con un aumento interanual del 13,1 %.

De nuevo, las tendencias de emisiones difieren según la calidad crediticia y la geografía, siendo la mayor representación la del mercado de la categoría EUR Investment-Grade, en el que el 15,4 % del índice se considera ESG, mientras que el US High Yield Index contiene únicamente un 2,1 % de bonos etiquetados como ESG.

La emisión de bonos etiquetados como ESG está relacionada con la mejora general del rendimiento de los emisores

Los bonos etiquetados como ESG se negocian con una prima, o «prima verde», en relación con los bonos que no son ESG, lo que indica que existe una sólida demanda por parte de los inversores de inversiones de renta fija sostenibles. Western Asset opina que la prima verde se basa en gran medida en los desequilibrios entre la oferta y la demanda, pues la calidad crediticia de los bonos tradicionales de un emisor es la misma que la de los bonos etiquetados como ESG. Si analizamos el emisor, esta prima ha variado de 0 a -5 pb en el caso de los bonos verdes, sociales y sostenibles (los cuales son bonos asociados al uso de los ingresos que financian exclusivamente proyectos verdes o sociales), mientras que en el caso de los bonos vinculados a la sostenibilidad ha pasado de ser una prima a un descuento3.

Dado que los bonos asociados al uso de los ingresos tienden a emitirse con diferenciales más ajustados que sus contrapartes que no son ESG, cabe preguntarse si por ello han generado rentabilidades menores. Algunos análisis superficiales comparan la rentabilidad de un índice de bonos verdes corporativos con un índice corporativo en general; no obstante, esta metodología no es adecuada por dos motivos. En primer lugar, los índices de bonos verdes carecen de diversificación sectorial y tienen una ponderación mayor en los sectores financiero y de los servicios públicos que los índices más generales. En segundo lugar, los índices de bonos verdes suelen estar formados por bonos con un plazo de vencimiento mayor que los índices más generales.

En cambio, las comparaciones adecuadas del rendimiento de los bonos ESG y no ESG se adaptan al emisor, al sector y al plazo de vencimiento, como es el caso de HSBC. Sus investigadores descubrieron que, después de emitir bonos etiquetados como ESG, los emisores se beneficiaron de lo que ellos denominan el «efecto halo», según el cual tanto los bonos ESG como no ESG de ese emisor generan mayor rendimiento que sus homólogos4. Este efecto ha sido constante desde que HSBC empezó su análisis en 20215. Estas tendencias respaldan nuestra opinión de que una gran cantidad de inversores buscan invertir en emisores comprometidos con la sostenibilidad.

Conclusión

Tras analizar todos los hechos en conjunto, concluimos que la inversión sostenible en renta fija está lejos de llegar a su desenlace. Western Asset seguirá colaborando con sus clientes para ayudarlos a alcanzar sus metas financieras y de inversión sostenible.



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