COLABORADORES

Fred Fromm
Portfolio Manager, Research Analyst, Franklin Equity Group
United States
La amplitud del mercado mejoró en junio cuando los sectores cíclicos se unieron al repunte de las acciones tecnológicas. Entre los factores que impulsaron esta mejora se incluyen los indicios de moderación de la inflación en un contexto de sólidos datos económicos en general en EE. UU., así como las medidas de estímulo aplicadas en China. Aunque puede que la Reserva Federal estadounidense no haya terminado de subir los tipos de interés debido a las presiones inflacionarias, las probabilidades de que se produzca un aterrizaje suave en la economía parecen ir en aumento. Creemos que esto favorecería a los sectores cíclicos, sobre todo al energético. Si bien creemos que sigue habiendo un potencial al alza atractivo en este ámbito, parece más limitado tras los sólidos resultados de junio. Dado que el entorno económico sigue siendo incierto, junto con el aumento de las valoraciones de las acciones, creemos que adoptar una postura más cautelosa es una opción prudente en este momento.
Los fundamentos energéticos parecen optimistas
Arabia Saudí sorprendió a los mercados energéticos a principios de junio al anunciar otra reducción significativa de la producción de petróleo de 1,0 millones barriles por día, al tiempo que amplió las reducciones anteriores hasta 2024. Al igual que ocurrió con otros anuncios de reducciones este año, los precios del petróleo subieron inicialmente y luego se desinflaron, ya que las preocupaciones económicas siguieron afectando al ánimo de los inversores. Además de las preocupaciones en torno a la demanda vinculadas a la ralentización de la actividad económica, los factores estacionales también influyen cuando algunos inversores «venden en mayo y desaparecen». Aunque dudamos en mencionar este tema tan manido, los mercados energéticos están quizás más expuestos a esta dinámica estival que la mayoría de los demás debido a la volatilidad inherente del sector. Esta puede ser una época frustrante del año para los inversores del sector energético, pero también puede brindar oportunidades para comprar empresas de alta calidad con valoraciones que consideramos atractivas, algo que ocurrió en mayo.
Volviendo al anuncio por parte de Arabia Saudí y las reducciones actuales en la producción de la OPEP+, se prevé que los balances entre la oferta y la demanda se estrechen en el segundo semestre de este año, una tendencia que hemos observado en los últimos datos. Esto debería derivar en una disminución de los inventarios y unos precios más sólidos en la mayoría de escenarios económicos, por lo que seguimos siendo optimistas con respecto a los fundamentos energéticos a medio y largo plazo.
Al mismo tiempo, creemos que las perspectivas con respecto a los sectores que se centran en los materiales, que registraron una rentabilidad heterogénea en junio, son menos claras. A pesar de que los inventarios de algunos metales han alcanzado unas cifras mínimas sin precedentes, los fundamentos de la demanda siguen estando atados a la actividad manufacturera y de la construcción en China, que todavía parece bastante débil. Además, aunque las perspectivas con respecto a la demanda en Estados Unidos parecen relativamente sólidas, parece que las economías europeas atraviesan dificultades, en parte debido a la crisis energética que sufrió la región el año pasado y, de hecho, podrían sufrir a medida que los dólares de inversión se desplacen al otro lado del Atlántico mientras las empresas tratan de aprovechar los incentivos gubernamentales y los costes energéticos más favorables. Este escenario se yuxtapone a unos fundamentos positivos de oferta y demanda a más largo plazo, y seguimos atentos a los desajustes del mercado que puedan dar lugar a valoraciones más atractivas.
Los temas de transición energética siguen siendo la prioridad para muchos inversores, pero estos temas evolucionan a medida que las aspiraciones entran en conflicto con la constatación de que puede que no se produzcan tan rápido como se esperaba inicialmente. Europa se vio perjudicada en 2022, pues su excesiva dependencia de fuentes de energía intermitentes y no fiables derivó en un aumento del consumo de carbón para cubrir las deficiencias. Las empresas redujeron el consumo de energía, y es posible que muchas hayan perdido una ventaja competitiva en el proceso. A pesar de que sus partidarios sostienen que las energías renovables costarán menos a medida que crezcan, la mayoría de los países y regiones que tienen el mayor porcentaje de generación eléctrica a partir de energía solar y eólica también presentan algunos de los precios de la electricidad más altos, problemas de intermitencia, o ambas complicaciones. No obstante, uno de los aspectos positivos de la crisis energética del año pasado es la aparición de un enfoque más racional, según el cual los países incorporan una mayor redundancia a sus redes eléctricas mediante terminales de importación de gas natural licuado (GNL) y contratos a largo plazo. La racionalidad también se aprecia en las modificaciones de las estrategias comerciales de las empresas energéticas integradas, que se centran de nuevo en la rentabilidad y orientan la inversión hacia sus ámbitos de especialización, donde pueden aportar más valor añadido.
Las nuevas tecnologías están ganando terreno
Además del GNL, que está recuperando su posición como combustible de transición beneficioso, otros ámbitos de la inversión están ganando terreno, como el hidrógeno, pues cada vez más empresas están explorando opciones para utilizar el combustible limpio en todo tipo de sectores y transportes. Aunque su coste sigue siendo prohibitivo para su adopción generalizada, las nuevas tecnologías y técnicas de producción (por ejemplo, la fabricación de hidrógeno azul a partir de gas natural estadounidense de bajo coste combinado con la captura y el almacenamiento de carbono) pueden reportar atractivos beneficios económicos y medioambientales. La resolución del problema del transporte del hidrógeno también es importante, ya que las moléculas son más difíciles de transportar que el gas natural, y creemos que las empresas de gasoductos serán las que realicen las inversiones. La captura, el almacenamiento y el transporte de carbono también serán elementos fundamentales de un futuro con menos carbono. En este sentido, una importante empresa energética integrada acaba de anunciar una adquisición relacionada con este tema.
Resulta un tanto irónico que las empresas energéticas tradicionales estén impulsando la transición energética mundial en competencia directa con las fuentes de energía existentes, pero al mismo tiempo nos parece bastante apropiado y beneficioso dado su posicionamiento superior y su huella industrial.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital. El valor de las inversiones puede tanto subir como bajar y los inversores podrían no recuperar todo el capital invertido.
Los valores de renta variable están sujetos a variaciones en los precios y a una posible pérdida del capital.
Las inversiones relacionadas con las materias primas están sujetas a riesgos adicionales como la volatilidad del índice de los precios de estas, la especulación de los inversores, los tipos de interés, la climatología, los impuestos y los desarrollos normativos.
La gestión activa no garantiza las ganancias ni protege contra las caídas de los mercados.
